Los trabajadores están en huelga y la acción policial contra ellos dejó 34 muertos, 78 heridos y 259 detenidos, según datos de la policía, en lo que se considera como la peor matanza desde el fin del apartheid en 1994.
La compañía minera Lonmin amenazó con un posible despido si el lunes no vuelven el trabajo los huelguistas de la mina sudafricana de Marikana, donde la operación represiva más sangrienta desde el fin del apartheid en 1994 dejó 34 muertos el jueves.

"El ultimatum final ha sido aplazado hasta el lunes 20 tras los acontecimientos del jueves", dijo Gillian Findlay, portavoz de Lonmin en un correo electrónico enviado a la AFP.

Los trabajadores en huelga para reclamar aumentos salariales tienen "una última oportunidad de reanudar el trabajo o enfrentarse a un posible despido", reza la misiva de la empresa.

Al ser interrogados en la mañana del domingo por la AFP, los mineros, que piden que se les aumenten sensiblemente los salarios, parecían dispuestos en su mayoría a rechazar este ultimátum, mientras la dirección de la mina no acceda a sus reivindicaciones salariales.

"Esperar que volvamos a trabajar es un insulto, muchos de nuestros amigos y colegas están muertos. ¿Esperan que reanudemos el trabajo ¡Jamás!", dijo  Zachariah Mbewu.

La escarpada montaña que se convirtió el jueves en un baño de sangre estaba desierta, pero los trabajadores de la mina de la compañía Lonmin dijeron que mantendrán sus demandas salariales.

La presencia policial era escasa el domingo en los barrocanes donde los trabajadores realizaban sus tareas diarias, pero la indignación seguía siendo enorme.

"Estamos esperando un mensaje de la dirección. Mañana no volveremos a trabajar si no escuchan nuestras demandas de un aumento salarial", dijo Fezile Magxaba, que es uno de los supervisores de la mina.

"Hay gente que ha muerto, estamos indignados. Si volvemos al trabajo su muerte habrá sido en vano", dijo mientras hacía su colada en un grifo comunal.

La acción policial contra los trabajadores en huelga dejó 34 muertos, 78 heridos y 259 detenidos, según datos de la policía, en lo que se considera como la peor matanza desde el fin del apartheid en 1994.

La policía alegó que actuó en legítima defensa ya que los mineros portaban armas blancas.
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